“La trama de financiamiento ilegal de la política gestada desde SQM se extiende como una mancha de aceite. Ahora es el turno de Pablo Longueira, quien se ve sometido a la evidencia de haber terminado también seducido por las redes de poder y corrupción construidas durante décadas por la empresa minera”.
Así comienza el comentario en La Tercera del analista político Max Colodro, quien profundiza en la figura del controlador de SQM, Julio Ponce Lerou, y las cualidades que ha tenido para generar complicidades transversales en la política, metiéndose al bolsillo incluso a ciertas víctimas de la dictadura de Pinochet, su ex suegro.
En su escrito Colodro repasa varios datos sabrosos del caso que involucra financiamiento trucho de campañas políticas, asegurando que “en los hechos, el país lleva más de un año conociendo de las aristas y pormenores de la causa, de los informes plagiados por el ex ministro Peñailillo, de las millonarias ‘asesorías verbales’ de los hijos del senador Pizarro, de la lista de candidatos socialistas beneficiados por los recursos que obtenía el senador Rossi, de la decidida y seguramente bien recompensada colaboración prestada por Pablo Longueira al gerente de la empresa en la discusión de diversos proyectos de ley”.
Sin embargo, precisó, “hay preguntas elementales que en estos largos meses de indagación, los políticos de todos los sectores han preferido no hacer en público”.
En este punto pone sobre la mesa las siguientes interrogantes: “¿dónde está elcontrolador de SQM, Julio Ponce Lerou?, ¿por qué nadie le ha pedido explicaciones por los hechos escandalosos en que su empresa está siendo hace más de un año involucrada?, ¿por qué hasta ahora no ha sido siquiera citado a declarar en calidad de ‘testigo’ por algún fiscal?”.
El filósofo expone que estas preguntas han preferido ser enterradas y silenciadas por parte de “las complicidades transversales que cruzan este caso”.
“Desde el retorno a la democracia, Julio Ponce Lerou tuvo la habilidad para construir una red de protección que los involucra a todos, desde la UDI hasta el PS; fue literalmente capaz de comprarse el sistema político, de instalar en cargos de elección popular a quién él necesitaba y de incidir en la tramitación de las leyes en función de sus intereses”, planteó Colodro.
Entre las cosas que el analista político manifiesta sentirse sorprendido es que Julio Ponce “haya logrado que las víctimas de la dictadura estuvieran dispuestas a recibir sus recursos; que pudiera convertirse en financista de la campaña presidencial de la hija del general Bachelet y del hijo de Miguel Enríquez, o de tener entre sus principales asesores comunicacionales al ex ministro Enrique Correa. Ello, de algún modo, es lo que ha desnudado el grado de corrupción ética al que fue conducido el sistema político por la actual generación, y ese problema, profundo y existencial, lamentablemente no se arregla mejorando una legislación sobre el financiamiento de las campañas”.
“Julio Ponce Lerou, el ‘fantasma’ de esta ópera protagonizada por SQM, seguirá con seguridad durmiendo tranquilo bajo el celoso resguardo de buena parte de la clase política. Ninguno dirá y preguntará nada; todos los que fueron beneficiados por su desinteresada generosidad continuarán ‘mirando el techo’. Hoy es Pablo Longueira y mañana serán otros, da igual. Todos sabemos que sanción jurídica al verdadero Padre del actual sistema político simplemente no habrá. Y tampoco es seguro que algún día alcance para un juicio de la historia”, sentenció.